15/8/08

Necesito un placebo

Hace poco escuché que para facilitar el orgasmo, convenía que las mujeres exageraran, o sea, actuaran un poco las sensaciones, pues eso llevaría a la mente a “ponerse en situación”, y el cuerpo terminaría creyéndoselo, logrando llegar a buen puerto.

Me quedé pensando, no en el fundamento científico, biológico o psicológico de la recomendación, sino en cómo se aplica en el resto de aspectos de la vida. La gente actúa, de a poco se lo va creyendo, y termina dándole resultados.

La fórmula es peligrosísima ahora que lo pienso. Recuerdo la cantidad de gente que me he encontrado que se dice mentiras, se las cree tan profundamente que llega a convencer a los demás y hace de esa su realidad, de hecho se construyen vidas alrededor de grandes mentiras.

Para no ir más lejos, no hay sino que ver a las FARC con su discurso político, o a cualquier político. Son tan inverosímiles, que parece todo un gran escenario, donde además, cada vez los actores son más malos, no obstante, dirigen países, amenazan sociedades, son CEO de grandes multinacionales o el empleado del mes, sin el mayor mérito y con impunidad rampante.

El mundo funciona así, se trata de una gran feria en donde el mejor vendedor, sin importar si tiene el mejor producto, es el que gana. Debo admitirlo, es tentador, empezar por mentirse, luego mentirle a los demás, y al final, todos convencidos de ser felices. Mi ingenuidad me obliga a preguntar si esas mentiras no se caen en algún momento. Y luego la realidad me responde que no, que el mundo ha sido construido a base de mentiras, y así estamos.

Mi ingenuidad de nuevo pregunta, entonces por qué no hacer lo mismo, y decirme una que otra mentirita piadosa para vivir mejor, para darme una que otra oportunidad que la rigidez de la transparencia no permiten? ¿Por qué no mentirle a los otros aunque sea por autoconservación? Porque el inconsciente no deja, a ese no le puedo hacer trampa, y tengo que andar gritándome las verdades, así no me gusten tanto, y luego vivir en consecuencia. Sería bueno que alguien me diera el placebo para el cabrón que tengo adentro, a ver si me deja en paz por un ratico.

Pd. Después de 50 años de existencia, las FARC siguen sin recibir reconocimiento político a nivel interno. Al parecer nos ganó Microsoft que los incluyó en la autocorrección de Word.

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